LA CIENCIA Y LA TÉCNICA EN LOS DESAFÍOS MODERNOS

Entrevista con Juan de Dios Vial Correa
Entrevista sobre la ciencia y cómo ha llegado a modificar la manera de pensar actualmente.
Autor: JAIME ANTÚNEZ ALDUNATE | Fuente: http://humanitas.cl/html/biblioteca/articulos/d0185.html

La técnica implica una participación de la inteligencia en el ser de las cosas. Es éste el sentido genuino de los avances obtenidos en este siglo. Casi distinta es la degradación de la misma a que conduce su utilización alejada del fin del hombre, como se ha observado en la edad moderna.


La deshumanización es el precio que se paga por la expulsión de Dios de la sociedad. El momento llama a un mundo que esté construido desde el hombre, como elemento ordenador. Pero éste sólo dará su sentido al mundo si encuentra a otros que están en la misma condición, y en conjunto encuentran al Otro (DIOS) que es la razón de la existencia.

Considerando la proyección social de los avances científicos de las décadas recientes, ¿no le parece que el mundo moderno, más que el científico, tiene por emblema al técnico?

La técnica es una forma de conocimiento. Cuando se fabrica una máquina, lo que se está haciendo es disponer las partes de acuerdo con el conocimiento que se tiene de las leyes de la naturaleza. Se está, en cierta forma, ejerciendo un dominio muy superior sobre estas leyes. Este manejo ordenado de las leyes de la naturaleza permite evidentemente su empleo con fines útiles al hombre, pero hay que tener en cuenta que eso no es lo primordial. Lo primordial es que se las dispone en forma ordenada y se las hace jugar de una manera determinada. El que fabrica la máquina ha incorporado a sí mismo las leyes, el comportamiento de la naturaleza de una manera tal que le permiten alcanzar sus finalidades.

No comparto para nada las aprensiones en el sentido de que la técnica en sí y por sí significa una desviación del hombre de su camino fundamental, porque en realidad lo que significa es el ejercicio de la facultad principal de su inteligencia, que es participar en el ser de las cosas. El problema es que el hombre no utilice la ciencia en favor del hombre, sino que se crea  Dios por el avance de la ciencia.

¿Qué cambios concretos significativos quisiera destacar en la ciencia, particularmente en la biología, durante los últimos 50 años?
Si usted considera, por ejemplo, a la biología molecular en el contexto de la respuesta anterior, se advierte la realidad de lo que digo. El impacto que eso ha tenido sobre la medicina, sobre todo en aquello que tiene que ver con recursos naturales, lo que tiene que ver con ecología, con medio ambiente, etc., es simplemente enorme. La aplicación práctica significa la manifestación de una íntima comprensión de algún aspecto real del comportamiento de los seres vivos.

¿En qué ha cambiado el enfoque de la ciencia en esta segunda mitad de siglo?
En una forma que es análoga a lo que ha pasado en matemáticas, donde los teoremas se han transformado en programas de computación, en la ciencia en general el conocimiento de las leyes se ha transformado en programa de acción sobre la naturaleza. Esto es una realidad que se advierte en cualquiera de las disciplinas que se miren. Representa, insisto, un enfoque interesante y que debe ser valorado positivamente.

En un contexto cultural fuertemente secularizado, como es el de nuestro tiempo, ¿qué cuadro ofrece la ciencia en su relación con lo divino? ¿En qué medida contribuye ella a una mayor presencia o a una mayor ausencia de Dios en el mundo?

La ciencia concebida como un conocimiento racional perfecto, sin resquicios de la naturaleza, tal como se la pudo imaginar hace ya mucho tiempo, no dejaba evidentemente sitio para la relación interpersonal entre Dios y el hombre. Este era el mundo de la ciencia durante mucho tiempo.

La consecuencia lógica de esta formulación, sin embargo, es que en la misma medida en que Dios era eliminado del mundo concebido de acuerdo con las leyes necesarias de la naturaleza, también era eliminado el hombre. El mundo de la naturaleza, así pensado, era enteramente indiferente, enteramente prescindente, estaba más allá de todas las necesidades concretas, de toda la existencia real de los seres humanos. La expulsión y muerte de Dios que proclamaron pensadores del siglo pasado y de este siglo también, va acompañada necesariamente de la expulsión y muerte del hombre, de su eliminación del cuadro de la realidad.

¿Con qué mirada enfrentar el futuro?

Yo creo que el momento llama a un mundo que esté construido desde el hombre, en el cual el hombre y su destino personal no sean como una especie de accidente dentro de un gran conjunto de elementos racionalmente ordenados, sino que por el contrario sea el elemento ordenador, trascendente, que le da a las cosas su sentido y su consistencia. Ahora bien, el hombre no puede hacer eso sino en la medida en que encuentra a otros que están en la misma condición y que, en conjunto con ellos, se encuentra o se enfrenta con el Otro (Dios)  que es la razón de la existencia. Tenemos que decidir si somos un elemento más dentro del mundo, un elemento equivalente a tantos otros, o si somos en realidad el elemento fundamental, organizador, que le da sentido al mundo. Y en el momento mismo en que quisiéramos aceptar lo segundo, sin caer en el absurdo, tendríamos entonces que aceptar a Aquel que nos da sentido a nosotros. Porque no podemos atribuirnos un sentido trascendente, no podemos atribuirnos realmente un rol como de creadores en el mundo, sin aceptar al mismo tiempo el rol de creatura.