EMMA WATSON DEFIENDE UN FEMINISMO DE GENERO EN LA ONU


Querida Emma Watson, el feminismo también puede convertirse en violencia 

¿Será el feminismo de la ONU  tan bueno y noble como pretende presentarlo la actriz Emma Watson?
El 21 de septiembre, la actriz británica Emma Watson, conocida por su rol como Hermione Granger en las adaptaciones fílmicas de Harry Potter, pronunció una sutil proclama feminista.

A pesar de su tono emocional, que ha cautivado incluso a católicos, esconde los objetivos anti vida y anti familia propios de la organización que está detrás de la campaña que la actriz representa (#HeForShe), me refiero a unwomen.org.  

(El video de la ponencia de Watson lo pueden ver en youtube) Y hoy les presemtamos esta valiosa reflexión del abogado Gonzalo Banda*, que nos llama a estar atentos para no dejarnos llevar por un discurso que podría ser el viejo lobo disfrazado de oveja.

 Emma Watson en evento de ONU Mujer. Foto: UN Women/Simon Luethi (CC BY-NC-ND 2.0)
Querida Emma. He podido escuchar con escrúpulo y cuidado todo el bello discurso que diste hoy en Naciones Unidas, la vigorosidad y pasión con la que tus palabras rompieron la solemnidad de la reunión, me han conmovido, y me han conducido más allá de mis prejuicios, tus ojos y gestos me han encendido el corazón por esos once minutos en los que has arrancado aplausos generosos de tu auditorio. Me siento plenamente identificado con el deseo radical de rebelarme frente a la mediocridad de asumir un mundo donde sobreviva la injusticia y la maldad ante nuestra mirada cómplice.

Entiendo y me aúno a tu preocupación por la violencia contra la mujer y la terrible inequidad laboral y remunerativa, entiendo que te preocupe que en Oriente Medio niñas sean obligadas despóticamente a casarse con ancianos, y que la comunidad internacional debe deplorar y obrar con estruendo y eficacia ante tanta injusticia, con autoridad firme para terminar con todas las abominaciones que han aprovechado la debilidad de la condición de una mujer. Todas esas barbaries deberían ser desterradas por el bien de todos y en nombre de la libertad.

Pero Emma siendo muy sincero, hay algo que no logro comprender, a pesar de haber escuchado con escrúpulo cada segundo de tu discurso. No entiendo cuál es el afán de asumir monumentalmente que “el hombre y la mujer somos iguales en todo”. Creo con toda la convicción del mundo, que la hermosura de la vida social humana descansa en una verdad hermosa: “el hombre y la mujer somos complementarios”.

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Al serlos, le damos belleza, pasión y movimiento a todo lo que hacemos. Somos iguales en dignidad es evidente pues somos seres humanos, pero al mismo tiempo, te confieso el secreto que tanto miedo tenemos de pronunciar hoy en día. Sabes, somos complementarios. Complementarios en cada papel cotidiano de nuestras vidas, y ésta es una maravillosa verdad que ha permitido a hombres y mujeres de todas las culturas del mundo, construir naciones prósperas y perdurar en causas nobles, es la bella inclinación que nos ha hecho unirnos en matrimonio y ser felices.

Pero el feminismo Emma, no es sino otra forma de violencia, más sutil, más ligera, pero violencia, violencia de querer igualarnos a todos, siendo complementarios, violencia que pretende uniformizarnos en roles, que tal vez no queremos. El feminismo no es sino otro sendero que nos obliga a someternos a otras tiranías, más profundas y esclavistas, como las que tanto combates y temes, y que no tienes idea de las nefastas consecuencias que traerían para nuestras familias y nuestro destino como seres humanos.

Emma, no puedo aplaudir eso. Lo que llamas “feminismo” nos conduciría inevitablemente, como la oscuridad sobreviene a la noche, a una vida tan monótona y oscura que espero no nos llegue. Temo por aquel día cuando los ideales más radicales del feminismo que defiendes terminen por gobernarnos, temo que la igualdad termine por someternos a una dictadura salvaje.
Emma ¿cuál sería el límite? ¿Lo determinarías tu, la ONU, algún consejo o Tribunal Constitucional? ¿Osarías decirle a todo el mundo qué roles deben obrar y cómo deben hacerlo? Ese límite, querida Emma, terminaría por quitarnos la libertad que amas, con el fin de igualarnos en patrones uniformes, tanto que ya no sabríamos distinguir la feminidad de la virilidad, la paternidad de la maternidad, la seguridad de la afectividad, la intuición de la lógica, y sabes, llegado ese día, pocas cosas en nuestras vidas tendrían sentido.

Ya hubo muchos que quisieron igualarnos a todos, las cosas nunca terminan bien cuando se quiere someter a todos en un rol uniforme, porque resulta que hay gente que termina muriendo por esa idea nefasta, perseguido, exterminado en un campo de concentración, o asesinado por el color de su piel. La igualdad radical Emma, termina siempre en charcos de sangre, las utopías terrenales nos conducen a un laberinto irresoluble que suele acabar con un cementerio de huesos y cadáveres apilados.

Emma cuando recuerdas lo que nos enseñó Edmund Burke acerca de que lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada, me conmuevo y lo celebro, pero el señor Burke, cuya formación y principios entiendo que conoces, jamás hubiera concebido la terrible idea de que la libertad nos conduzca a una vida sin matices, sin saber distinguir con sabiduría esta certeza descomunal: nuestras diferencias nos unen, y nos hacen distintos, enriquecidos por el otro, que para nuestros ojos es otro tú, otro mundo, otra ventana para mirar el universo y poder alegrarnos sin límites de todo lo que tienes y me hace tanta falta, y así desear que jamás nos haga falta. Recuerda Emma, que Burke también nos enseñó que la libertad sin virtud ni sabiduría, es el mayor de todos los males, y sabes de esas libertades, ya aprendimos cuanto daño nos hacen.

NOTA: No dejar de leer la recopilación de artículos sobre UNWomen.org, su ex-presidenta Michelle Bachelet y el tipo de feminismo abortista y manipulador que promueven.

*Publicado originalmente en el sitio web de Gonzalo Banda.