DIA DE LA MADRE

Por: Eleana Endara
La casa de la Vida
 
El día de la Madre, no solo debe ser el Segundo domingo de Mayo, deben ser los 365 días del año, pues nos debería faltar  tiempo para demostrar a nuestra madre cuanto la amamos por ser  ella  el ser más cercano a nosotros y quien con su amor nos da a conocer un poquito la inmensidad del amor infinito de Dios.
Ella es el ser que nos dio la vida, que nos acuno en sus brazos, que se desveló cuando estábamos enfermos, que nos enseñó a hablar, que nos dio la mano para dar nuestros primeros pasos.  Ella nos hacía ver jardines de colores en los cuentos para hacernos dormir, y aprovechaba para trasmitirnos una virtud, un nuevo mensaje de formación en dicho cuento, allí aprendimos lo que es la solidaridad, la amistad, la generosidad, la verdad, etc.  Fue nuestra maestra en la casa, y cuando teníamos susto de los exámenes, nos decía: Si has estudiado, solo pídele al Espíritu Santo y al Ángel de la guarda, y verás que bien te va! y así nos daba la seguridad necesaria para ir con valentía a cada examen.

Ella nos enseñó la fe, con ella descubrimos lo hermoso que es Navidad, lo doloroso de la Semana Santa, con ella me prepare para los sacramentos, y fue mi mayor vínculo con Dios. Hoy ya es una persona muy viejita, una persona hermosa, que Dios le ha regalado 97 años con salud y una excelente cabeza, ella es el centro de nuestras reuniones, y su alegría nos ayuda a entender mejor la misericordia de Dios. 

Hoy día de la Madre, fiesta comercial para el mundo, quiero dar mi saludo especial a aquellas madres ancianas, muchas de ellas olvidadas, que viven en soledad, pues sus hijos las dejaron de ver hace muchos años, no se acuerdan para nada de ellas, en cambio en el corazón de ellas siempre hay una esperanza de poder volver a verlos, y abrazarlos, una madre no se cansa de esperar, ella es siempre la que da todo, perdona todo, y reza por todos ellos, sus hijos que son parte de su vida, y siempre tendrá los brazos abiertos para el perdón.

Hijo, si quieres tener una vejez feliz, dale amor, mucho amor a tu viejita, Dios te lo recompensará con creces, el cuarto mandamiento nos dice que tenemos que honrar padre y madre. Es un mandamiento con premio, pues dice la palabra de Dios, que quien cuida y ayuda a sus padres en la vejez, tendrá el perdón de sus faltas en el momento de la llegada a su presencia.
Amemos a nuestras viejitas, ellas son un reflejo del amor de Dios, pero que sea "ahora" como dice la escritora Ana María Rabaté: "en vida hermano en vida".  Feliz día a todas las madres del mundo.
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