Juanjo Romero, el 29.02.16 a las 8:03 PM-
Debería filmarse un «Spotlight 2 con este tema»
El escándalo siempre es noticia. La comprobación de que no lo hubo debería ser más noticia aún, y en cambio muchas veces se le hace mucho menos eco. Por eso hay personas que son acusadas en primera página y absueltas en un rincón.
En junio de 2014 la justicia australiana imputaba a Mons. Max Davis, obispo castrense de Australia por delitos de abuso de menores. Durante dos años ha sido sospechoso para los tribunales y culpable para la opinión pública.
Los medios de comunicación llegaron a «novelar» los detalles escabrosos de las supuestas perversidades e ignominias que había cometido. Hace dos semanas, el 15 de febrero, tras una intensa investigación se ha demostrado que no había hecho nada de lo que se le acusaba.
Después de juzgado, la justicia ahora especula que los abusos contra cinco ex alumnos de un internado benedictino de Australia los debieron cometer otros dos sujetos que ya están muertos. Cuando se cometieron los abusos (1969-72), Mons. Davis no era ni sacerdote. Incluso entonces
denunció por conducta impropia a uno de los que ahora se cree que fue uno de los autores, que en el 2014 fuese un personaje público conocido, parece que el odio al obispo, fue lo que motivó que le echaran la calumnia a él.
En junio de 2014 renunció a su cargo como obispo castrense tras doce años de desempeño. Ordenado en 1971 fue el primer obispo que había servido en la Fuerzas Armadas.
La calumnia a la que ha sido sometido queda bien patente en la fotografía que ilustra el artículo. Durante dos años ha sido «puesto en la picota cotidianamente» ante la opinión publicada. También en España. La noticia ocupó portadas y extensas noticias, pero quince días después de su absolución, en la prensa española, no se ha publicado ni una breve nota.
Ayer se premió a «Spotlight» con el Oscar a la mejor película. No la he visto, pero la labor que desempeñó el equipo de investigación de «The Boston Globe» sí la conozco, desde luego no tiene nada que ver a cómo se ha tratado el caso de Mons. Davis, pero cuando el mundo se equivoca y se juzga equivocadamente a un miembro del clero, donde no solo se ofende a la persona, sino a todos los que conformamos la iglesia, la prensa no le da la menor importancia. Sirvan estas líneas para transmitir mi afecto a las víctimas, entre las que se encuentra sin lugar a dudas Mons. Davis.
Como dice Rafael Serrano en Aceprensa: El caso de Mons. Davis, o el de las acusaciones de abusos contra personalidades británicas, deberían mover, tanto a los medios como al público, a tomar con suma cautela las denuncias, y muy en serio la presunción de inocencia. El escándalo siempre es noticia. La comprobación de que no lo hubo debería ser más noticia aún, y en cambio muchas veces se le hace mucho menos eco. Por eso hay personas que son acusadas en primera página y absueltas en un rincón.