SUICIDIO ASISTIDO EN EL CINE, CON TINTE ROMANTICO

Jul. 16 / 10:43 am (ACI).- Me Before You / Yo antes de ti prometía ser un éxito de taquilla al ser anunciada como la película “más romántica del año” y contar con dos de los más populares actores juveniles. Sin embargo ha recibido sendas críticas por el negativo mensaje que transmite: “Mejor muerto que discapacitado”.
“Yo antes de ti” se estrenó este mes en América Latina, se basa en libro de la inglesa Jojo Moyes,   El trailer y la publicidad de la cinta juegan con la intriga de la historia de amor y la inevitable muerte natural.

La primera parte de “Yo antes de ti” muestra a la protagonista que acepta un trabajo para cuidar a un malhumorado y apuesto hombre de negocios que quedó paralizado tras un accidente. Ambos se hacen amigos y después se enamoran. Él le enseña a expandir sus horizontes y abandonar la timidez que le ha impedido avanzar en la vida y ella lo ayuda a encontrar la felicidad a pesar de su discapacidad.

Al final, él admite que los últimos seis meses compartidos a su lado han sido los mejores de su vida y reconoce que pudo haber tenido “una muy buena vida”. Pero esa no es la vida que quiere y se suicida, con el respaldo de su amada.

La decisión de este personaje evoca el caso de Brittany Maynard, una estadounidense de 29 años que en 2014 le diagnosticaron un tumor cerebral y optó por el suicidio asistido cuando supo que le quedaban seis meses de vida.

Maynard se mudó con su esposo a Oregon, donde el suicidio asistido es legal, y con el apoyo de la organización pro eutanasia Compassion and Choices (Compasión y Opción) realizó una campaña mundial a favor de esta práctica.

Tanto la campaña de Maynard como “Yo antes de ti” suprimen el lado feo del suicidio asistido y hacen que parezca normal optar por esta práctica.

Hollywood esconde bajo el romance y la belleza la violencia y la desesperación del suicidio, además de resucitar el argumento del derecho a la “la calidad de vida” que defiende la idea de que vivir no vale la pena si no es cómo queremos o si implica sufrir. Es una manera de vender la eutanasia como valor, valentía, sin considerar para nada que nosotros no somos dueños de nuestra existencia, por lo tanto no tenemos derechos sobre cuando finalizarla.

Vale la pena recordar que el sufrimiento es real, es duro. El sufrimiento puede quitar las ganas de vivir. ¿Pero qué sería de la vida sin él? Las millones de personas que viven a pesar de las adversidades muestran que vale la pena optar por la vida.