Por: Eleana Endara Borja
Desde que se empezaron a escuchar los rumores de que podía venir el Papa a Ecuador, toda la gente se alborotó y más aún cuando ya se confirmó su visita pastoral a Quito y Guayaquil. Al ver el despliegue publicitario que se está dando tanto desde el oficialismo del Gobierno, como en las redes sociales del común de nuestra gente, me ha surgido una pregunta ¿Es la venida del Papa una oportunidad? e inmediatamente me contesté, si, si lo es.
Y no estoy hablando de que sea una oportunidad para el gobierno para distraer nuestra atención de los múltiples problemas del país, con tan bendecida visita, mi afirmación fue el resultado de sentir que esto es un llamado al gran pueblo católico del Ecuador.
En varias estadísticas se menciona al Ecuador con una población mayoritariamente católica, y se dice que en un porcentaje del 85%. ¿Es esto real? Si fuera así, ¿porque nos ubican las estadísticas internacionales, como un país con alto índice de corrupción y delincuencia en el mundo? ¿Es congruente ser católico y corrupto? Con tristeza tenemos que decir que no, los ecuatorianos
como en casi todo el mundo, decimos ser católicos, pero nos comportamos como si no lo fuéramos, y esto sucede porque no hemos descubierto la maravilla que es nuestra fe, porque heredamos la religión, pero nuestros padres no cumplieron con el compromiso asumido el día de nuestro bautismo, que es ser los primeros formadores en la fe de sus hijos, con su palabra y con su ejemplo, y nos acostumbramos a recibir los sacramentos por la fiesta que representaban, así el bautizo, la primera comunión y el matrimonio, son clasificados como una celebración donde lo que menos interesa es el sentido del sacramento que se recibe, y lo que preocupa a todos es la fiesta donde no deberá faltar ningún detalle, para quedar bien delante de nuestras amistades.
como en casi todo el mundo, decimos ser católicos, pero nos comportamos como si no lo fuéramos, y esto sucede porque no hemos descubierto la maravilla que es nuestra fe, porque heredamos la religión, pero nuestros padres no cumplieron con el compromiso asumido el día de nuestro bautismo, que es ser los primeros formadores en la fe de sus hijos, con su palabra y con su ejemplo, y nos acostumbramos a recibir los sacramentos por la fiesta que representaban, así el bautizo, la primera comunión y el matrimonio, son clasificados como una celebración donde lo que menos interesa es el sentido del sacramento que se recibe, y lo que preocupa a todos es la fiesta donde no deberá faltar ningún detalle, para quedar bien delante de nuestras amistades.
Es triste comprobar cuando se trabaja en catequesis de preparación para recibir los sacramentos, cuanto desconocimiento hay de la fe, los papas cuando van a bautizar a sus hijos recién se enteran que ellos son los que se comprometen ante Dios en educar en la fe a su hijo; en la Primera Comunión se asombran tanto padres como los hijos cuando se les dice que al comulgar están recibiendo el cuerpo y la sangre de Cristo, que no es un símbolo, sino la presencia real de Jesús en la Eucaristía, y que decir del Matrimonio, se les explica “que es la unión de un hombre y una mujer para amarse respetarse, procrear sus hijos que la duración este sacramento es “hasta que la muerte los separe” y lo aceptan delante del Sacerdote, que es el representante de Dios para bendecir esta unión pero en la primera discusión se divorcian como si fuera un sacramento descartable.
Esto nos da la medida de la clase de católico que somos, y para muestra solo analicemos, hay un grupo que cumple con el tercer mandamiento que nos manda a participar todos los domingos en la Santa Misa, aunque de este mismo grupo hay varios que de lunes a sábado se olvidan de su fe. Otros solo se acuerdan en Navidad y Semana Santa, y otros con su estilo de vida, le dicen a Jesús: “Si te he visto, no me acuerdo, y si me acuerdo, no te he visto” y así indiferentes, vivimos sin pensar que en esta vida nos ganamos la vida eterna, que si no amamos a Dios sobre todas las cosas, y nuestro prójimo como a nosotros mismos no calificamos, que allá no se llega buscando, el placer, la fama y el dinero, que son los ejes que mueven al mundo de hoy.
En este breve análisis realizado, como católica que anhela compartir con todos la maravilla que es conocer y amar a Jesús, quiero hacer un llamado a todas las personas de buena voluntad, a que se preparen que conozcan su fe, hay mucha información calificada en Internet, como www.catholic,net , www.ewtn.com o www.aciprensa.com por nombrar unas tres, que le ayudaran a conocer a ese maravilloso Jesús, que es Dios, que está vivo, así podremos prepararnos para recibir al Santo Padre, que encuentre a un pueblo católico de verdad, no a muchos noveleros que esperan ir a ver una celebridad, pues para celebridades esta Holliwood, el Papa, viene a decirnos “Evangelicemos con alegría” crean en Dios, y créanle a Dios, que “Él es el camino la verdad y la vida” es hora de lanzarnos a compartir la esperanza de lograr un mundo mejor, y eso solo se lo puede lograr con Jesús. Que la presencia del Papa Francisco, sea un despertar para muchos católicos dormidos, un resucitar a muchas almas perdidas, y que su mensaje, nos deje renovados en nuestra fe, para cambiar nosotros, nuestras familias, nuestra sociedad, y país entero. No desperdiciemos esta oportunidad.