Fuente: Revista Vive.
- Los casos de nulidad
matrimonial, la comunión a los divorciados vueltos a casar, la pastoral para
las personas con tendencias homosexuales, son algunos temas que los católicos y
el mundo entero están a la expectativa de lo que concluya el Sínodo de la
Familia. En el evento, que se desarrollará del 4 al 25 de octubre en el
Vaticano, Mons. Antonio Arregui, participará representando a Ecuador junto al
arzobispo de Cuenca, Mons. Luis Cabrera.
Cada uno tendrá una
intervención de tres minutos en la Asamblea General dirigida por el Papa
Francisco. Conversamos con él días antes de su partida.
Monseñor,
en esos tres minutos de su intervención ¿qué va a decir?
Voy a presentar alguna
experiencia positiva en el campo de la pastoral familiar, porque pienso que en
esta mirada sobre la familia, mucho se cargan las tintas sobre los aspectos
problemáticos y negativos. La alegría de vivir una familia cristiana y la
celebración de esa alegría es algo que puede permanecer.
Divorciados
en nueva unión, agilidad de nulidad matrimonial, pastoral para personas con
tendencias homosexuales, son temas que han salido en la prensa y que
confunden por la manera en que se publican. ¿Qué nos toca como fieles católicos
al escuchar estas cosas?
Nos toca partir de la fe y
mantenernos firmes en la fe. La agilidad en los procesos de nulidad matrimonial
es un ejemplo. No se trata de inventar o de aumentar el número nulidades, eso
es algo que hay dilucidar ciertamente en breve tiempo porque la justicia que
tarda, ya encierra una dimensión de injusticia que causa daño, incertidumbre,
impaciencia y bloqueo de proyectos que el paso de los años va por sí mismo
quemando.
La intención de esa reforma ha
sido clarísima: eliminar la muralla que pueda constituirse a veces por parte de
procedimientos, burocracias en la que salga verdaderamente a flote la verdad y
la libertad de los hijos de Dios. En ese sentido, vamos a ver cómo camina la
reforma, no toda reforma suele ser maravillosamente llevada desde el principio.
Esto plantea amplios desafíos a todos los obispos.
¿Qué se
espera del Sínodo de la Familia?
El Sínodo se mantendrá, como no
puede ser de otro modo, (en) la Doctrina de Iglesia y se buscará superar
algunas limitaciones de orden pastoral que, por nuestra pereza o por nuestro
orgullo o por otra serie de motivos, de pronto alejan a algunas personas, no le
dan el espacio que se merecen o necesitan y no se atiende en sus heridas. Es
decir, habrá ciertamente un esfuerzo por estirar el servicio pastoral mas allá
de una rutina o de una comodidad.
Muchos
sacerdotes ya se están basando en la información que escucharon en la prensa
diciendo que sí se puede dar la comunión a los divorciados en nueva unión..
Están equivocados. Es una pena.
Siempre puede haber un equivocado, yo no conozco a nadie en Guayaquil que tenga
ese criterio, pero en definitiva no es correcto, no está bien.
¿Cree
que haya una posibilidad de que el Sínodo abra la puerta a la comunión a los
divorciados en nueva unión?
Esa posibilidad ya está dada,
la explicó el Papa Juan Pablo II. Él presentó las condiciones en las que
alguien -habiéndose divorciado y contrayendo una unión que pretende ser
matrimonial- puede vivir un arrepentimiento adecuado y recibir la absolución y
participar de la comunión. Éstas son: la separación de la esposa, vivir como
hermano y hermana, no causar escándalo; son un conjunto de factores que la
Iglesia ha presentado como vías de salida.
Hay
católicos que esperan que el Papa se abra a la modernidad y hay otros que piden
que se respete la doctrina, ¿podemos decir que hay un cisma en la Iglesia?
La división la produce siempre
la mancha del pecado y la limitación humana. Divisiones se dan a cada rato. El
que haya muchos o pocos que piensen que eso es un atraso de la Iglesia y que
están más avanzados y tienen un mejor criterio, se le puede llamar una división
de opiniones, pero no divide propiamente la verdad.
¿Qué
podemos hacer los católicos previo, durante y después del Sínodo?
Rezar es la primera
recomendación. Es demasiado obvia y siempre esencial porque es la que realmente
importa. Esto no funciona a punta de presiones. Esto funciona con la gracia de
Dios y la buena voluntad de muchísimas personas. Por lo tanto, hay que confiar
que las cosas irán bien y serán siempre un progreso enriquecedor. No hay para
qué temer en esas expectativas un poco catastróficas que parecería que están
propiciando los medios de comunicación empapados de una ignorancia o una
malicia al respecto de lo que es la fe.
A veces
los medios católicos deben aclarar las palabras del Papa, ¿el mensaje del Papa
es un poco ambiguo?
Yo creo que no es ambiguo sino
que en la comunicación hay las entendederas y las explicaderas. Entonces,
cuando uno no se da a entender adecuadamente, decimos que no sabe explicarse y
cuando uno no entiende adecuadamente decimos que no sabe entender. Hay que ver
qué es lo que está fallando ahí. Yo me inclino a pensar que no es la
explicación lo que falla sino el pre concepto que se recibe de lo que el Papa
habla.
¿Ya se
pensó cómo se hará llegar las conclusiones a las diócesis de todo el mundo?
Sí, siempre está la mediación.
Por eso el nombre de medios de comunicación, porque son un puente para llegar a
todo el mundo y confiamos que los medios de inspiración cristiana como son los
que ustedes manejan sepan transmitir lo que el Sínodo real para a definir.
Cuando el Papa Benedicto XVI se retiraba, días antes dio una magnífica
conferencia al clero romano sobre el Concilio Vaticano II y dijo que hubo dos
concilios: el real y el mediático. Entonces confiemos que los medios, en cumplimiento
fiel de su vocación, transmitan y no inventen para que reflejen lo que ha
sucedido en el Sínodo, no lo que determinadas corrientes culturales que
informan a los medios quisieran ver en realidad.
¿Hay
posibilidades que el Sínodo se extienda?
Normalmente no se extiende y se
hace pesado al cabo de unos cuantos días. En el último Sínodo que estuve un
periodista le preguntaba a uno obispo: ¿qué espera usted de este Sínodo?, él le
dijo: “que se acabe” (risas). El Sínodo tiene su secuencia, es necesaria porque
se combina un montón de gente y no se puede improvisar sobre la marcha. Eso
ciertamente tiene un ritmo que se mantendrá.
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